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lunes, 24 de enero de 2011

“Antoñita y su nariz” - Autoestima




Erase una vez, una niña llamada Antoñita.

Antoñita era una niña de ojos marrones, y largos cabellos castaños que se los recogía con dos trenzas.
Era bajita y delgada, y sus manos alargadas le ayudaban a subir con facilidad por los arboles, escalar muros, y colarse por esos sitios donde los papas y las mamas tantas veces nos hacen prometer que no iremos.

Antoñita tenia, una alergia, cada vez que se miraba al espejo, su nariz parecía que crecía y crecía, ganando en longitud a la de pinocho.

Un día que ya apenas le cabía la nariz en el salón, la mamá de Antoñita decidió llevarla al médico.
El médico, un señor muy mayor, que miraba con gran curiosidad la nariz de Antoñita, determino, que la única solución, era que la niña tomara en el desayuno, el almuerzo, la merienda, y la cena, un platito de lentejas, para poder curar su mal.
Pero las lentejas no causaban el efecto esperado, y la nariz de Antoñita seguía y seguía creciendo.
Antoñita cada vez que iba al colegio tenia que aguantar las burlas y gracias de sus compañeros.
Estos le decían :
- “Antoñita que nariz más grande tienes¡¡¡¡ es más grande que la de pinocho”.
- “Antoñita narilurga¡¡¡¡¡¡¡”
Nuestra protagonista se enfadaba mucho y gritaba, pataleaba y lloraba, por que todos se metían con su nariz.
Y su nariz por tanto seguía creciendo, debido a la rabieta.

Un día Antoñita, paseaba entre tierras de viejos olivos, intentando esconderse entre sus ramas para que nadie se riera de su nariz.

En ese momento un duende que vivía bajo el cobijo de uno de esos hermosos olivos, salio a tender sus calzones al sol, confundíemdo la nariz de Antoñita con una ramita de olivo, colgando sus calzones de estrellitas rojas al cálido sol.

Antoñita cuando vio que colgaban unos calzones de estrellitas rojas en su nariz, grito y grito, tan fuerte tan fuerte, que todos los arboles de olivo se estremecieron, las aceitunas cayeron al suelo, los pájaros volaron rápidos hasta el cielo, y los animalitos del lugar, corrieron asustados, se encerraron y escondieron hasta los más profundo de raíz del el árbol.



Sus gritos se escucharon hasta en “Puchichurichu”, un pueblecito muy muy lejano, del país más lejano, del continente más lejano, del planeta más lejano, del universo más lejano, de este mundo mundial.

El duende mareado, y con gran pitido de oídos, se levanto aturdido, y dijo:

“Pero que comes tu para tener esa fuerza en la voz????”

Antoñita respondió:
“Últimamente solo como lentejas”.
Bueno, las lentejas dan mucha fuerza, pero no creo que la fuerza de tu voz solo tenga ese motivo para sonar con esa furia. Contesto nuestro duende.

Entonces, Antoñita contó al duende los problemas con su nariz, que sus compañeros se burlan por ese motivo de ella, y que se escondía para que nadie la viera y no se riera de su larga, larguisma nariz.
El duende escucho en silencio el relato, y después de escuchar, reflexiono otro largo rato sobre el problema de Antoñita.
Al fin dijo:
Tal y como yo lo veo, tu problema es un problema de narices...puesto que si cada vez que te miras al espejo tu ves crecer tu nariz, la solución sería que no te miraras más al espejo.

Antoñita respondió:
! No es posible¡¡¡¡¡, es vital que me mire al espejo. ¡¡¡¡¡¡Por que así compruebo cuanto crece mi nariz.¡¡¡¡¡¡¡
¿Y si en vez de comprobar cuanto crece tu nariz, solo te dedicas a mirarla y ya esta?. Le contesto el duende.
Solo mirar como acaba en una pequeñita bolita en forma de manzana, que su ancho, centra tu cara, que es la misma nariz que tiene tu mamá, que por ella tienes la suerte de oler los bizcochos de chocolate que hace tu abuelita. Que tiene el grosor perfecto para que las mariposas descansen en su punta tras una excursión por el campo, y que tu nariz te hace única, te hace ser Antoñita.
Si tu nariz no fuera así, tu ya no serias Antoñita.


De repente Antoñita miro su nariz, y ya no era tan larga como hacia unos instantes, quizás no era tan larga como ella pensaba.
Era cierto lo que el duende le había dicho, la puntita de su nariz acababa en una pequeñita bolita en forma de manzana, que su ancho, centraba su cara, que era la misma nariz que tenía su mamá, y ella quería mucho a su mamá, que por ella olía los deliciosos bizcochos de chocolate que hacía su abuelita, y que su grosor era perfecto, para que las mariposas descansaran en su punta tras una excursión por el campo.

Ahora a Antoñita le gustaba su nariz, ya no le importaba que sus compañeros le dijeran narilurga, ni que se la compararan con la nariz de pinocho.
Era su nariz, y era una nariz única, y eso la hacía bella, y especial.



"El éxito mas grande es la aceptación de uno mismo." Ben Sweet

Dedicado a mi preciosa prima Carmen.



TRABAJEMOS EL CUENTO.

A partir de 8 años.



¿Describe a Antoñita?:



¿Que es lo que no le gusta a Antoñita de su cara?:



¿Que le dijo el duende a Antoñita?:




¿Crees que es correcto que se burlen los compañeros y las compañeras de la clase de Antoñita de su nariz?





¿Que le dirías tu a Antoñita si la vieras triste a causa de su nariz?:


TRABAJEMOS LA AUTOESTIMA.


¿ Que es la autoestima? La autoestima no es convencernos a nosotros mismos de nuestra valía, no es un tema de ser seguro de sí o sentirse bien cuando otra persona nos halaga. Tampoco es tener el mejor cuerpo o la mejor carrera laboral, los mejores juguetes, más dinero que tu vecino...Autoestima es el SABER que uno es valioso.

¿ Como te ves, a ti mismo? Rodea las que dicen como eres

Soy un buen niñ@

Soy capaz de hacer lo que me proponga

Soy tímido

Soy valiente

Me gusta como soy


Mirate al espejo y responde

Como es tu cara:

Cuanto mides:

Eres delgad@ o gord@:

Como vistes:


Después de responder, recuerda eres un ser único, y eso te hace ser maravilloso.


Pide a tus padres o tutores, que enumeren todas las cosas bellas que hay en ti




Enumera todo lo que te gusta de ti.

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